Ya te lo contaba en el post anterior. Escucha mucho y habla poco. Te decía que más vale calidad, que cantidad. Como en casi todo. Es decir, habla poco, pero habla bien. Y ya que lo haces… que sea además sobre algo que interese a quien tienes enfrente.
¡Bienvenido de nuevo! 😊
Seguimos con las seis maneras de agradar a los demás que nos cuenta D. Carnegie en su libro “Cómo ganar amigos”.
Hoy seguimos con otro tip para aprender a conversar como un profesional:
Regla No. 5: Habla pensando en lo que interesa a los demás
Que sí, puede que a ti el tema te interese más bien poco. Pero seguro que alguna vez te has visto en la situación de hablar y hablar... y oye, ¡como si estuvieras solo! La otra persona, a millones de kilómetros de distancia.
Podría ser que tuvo un mal día. O que anda en sus problemas. Pero por norma general es... que no estabas tocando el tema adecuado: el que le interesa a ella o a él.
Y es que a veces nos obsesionamos tanto con lo que queremos decir, que olvidamos lo que el otro quiere escuchar.
Déjame que te cuente una batallita, nunca mejor dicho. Para ponernos en situación, nos vamos a los comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Una época de política con mayúsculas.
Eres nada más y nada menos que Winston Churchill. Y más que un simple político, la época requiere que seas todo un estratega. Tu misión: asegurar el apoyo de los Estados Unidos de América. Para ganar la guerra. Para sobrevivir.
¿Tu táctica? Más simple de lo que parece. Tu interlocutor es el presidente Roosevelt, y aunque ambos sabeis que el tema es crucial, tienes que ganártelo. Al fin y al cabo, la vida va de relaciones entre personas, ¿no?
Además, tú ya tienes tablas en eso de entender a la otra parte, y sabes cómo hacerlo. Sabes que, si logras hablar de lo que a él le interesa, puedes ganar mucho más que una simple conversación.
Y resulta que, por unas razones u otras, conoces bien sus gustos: le encanta la navegación y su gran “debilidad” es su admiración por la Marina. Así que, en lugar de bombardearlo con acuerdos económico-militares, decides invitarle a visitar tu famoso acorazado HMS Prince of Wales.
Creas un ambiente distendido y charlas de temas que le interesan a Roosevelt, aprovechando sus pasiones para crear un vínculo personal. ¿El resultado? Atas el compromiso de apoyo de Estados Unidos a Gran Bretaña, antes de que ellos mismos entraran oficialmente en la guerra.
Es decir, Churchill sabía que la clave no era solo hablar de política, sino crear una conexión personal basada en los intereses de Roosevelt. Vamos, que aplicó a la perfección uno de los principios de Dale Carnegie: "Conocer los intereses y preferencias del otro para ganarse su simpatía y confianza".
Porque incluso en las situaciones más tensas, como una guerra mundial, conocer lo que mueve a la otra persona puede ser la clave para cerrar un trato o conseguir un apoyo vital.
Ahora, piensa en ti. ¿Cuántas veces has entrado en una conversación pensando solo en lo que tú querías decir? Es fácil caer en la trampa de hablar solo de nuestras ideas. Pero como dice Carnegie, la mejor manera de ganarse el corazón de alguien es hablarle de lo que más le importa.
Imagina qué podría pasar si te tomaras el tiempo para descubrir qué apasiona a la otra persona. Seguro que nada malo. De hecho, podría no solo hacer la conversación más agradable, sino abrirte oportunidades que ni siquiera sabías que existían. ¿Quién no querría escuchar a alguien que demuestra interés por lo que le apasiona?
No siempre es fácil, lo sé. Pero antes de una reunión, es una gran ventaja saber cuál es el interés oculto de tu interlocutor. Si puedes, prepara todo para que la conversación fluya en torno a sus intereses, no a los tuyos.
Porque recuerda: todo el mundo quiere hablar de su libro, que para eso lo ha escrito. Deja que el otro lo haga, y te lo ganarás.
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