Tranquilo, que esto no va del emérito rey de España mandando callar a nadie. Pero razón no le faltaba. Callarse es la mejor manera de ser un buen conversador.
¡Bienvenido de nuevo! 😊
Seguimos con las seis maneras de agradar a los demás que nos cuenta D. Carnegie en su libro “Cómo ganar amigos”.
Con la regla de hoy vas a aprender a conversar como un profesional:
Regla No. 4: Sea un buen oyente. Anime a los demás a que hablen de sí mismos.
Porque sí, el primer paso para departir a nivel Dios, es aprender a escuchar a los demás.
Imagínate hace unos años en una sala de reuniones con Steve Jobs, que por aquel entonces ya “lo peta” con su iphone. Impone, estás con un tipo que podemos decir que cambió el mundo.
Pensarás que en cuanto comience la reunión, el tipo será un torbellino de ideas, un líder que acaparará la conversación. Pero no, comienza la reunión y Jobs adquiere un perfil “bajo”. Solo escucha. Y no, no es que espere al último momento para sorprendernos con una última innovación.
Simplemente pone en práctica una habilidad simple que tú también puedes dominar: ser un buen oyente.
Sí, has oído bien, valga la redundancia. Resulta que mientras tú crees que la clave para parecer interesante es hablar más, Steve Jobs hacía exactamente lo contrario. Él no llenaba la sala de palabras; sólo la rellenaba con preguntas. Algo así como "¿qué te parece?" o "¿qué crees que deberíamos hacer?"
Y luego... ¡se callaba! Sí, Jobs, aunque podría, no era es esos casos el maestro de la oratoria que todos imaginamos de sus brillantes discursos públicos. Lo que hacía era animar a los demás a hablar, a exponer sus ideas, a compartir. Y a pesar de ello, los que hablaban salían de esas reuniones pensando "¡Wow, Steve es brillante!". Aunque todo lo que hizo fue escuchar.
Aquí es donde las enseñanzas de Dale Carnegie entran en escena. La fórmula es simple. Pero poderosísima. No tienes que dominar la conversación para ser el alma de la fiesta o el rey de las reuniones; sólo tienes que escuchar con atención para hacer que la gente se sienta importante.
Sí, deja el móvil o lo que demonios estés haciendo y presta atención. Y así, como por arte de magia, te convertirás en alguien irresistible, alguien a quien todos quieren tener cerca. ¿Por qué? Porque a todos nos encanta hablar de nuestros temas, y escuchando, te ganarás su respeto sin apenas mover los labios.
Piénsalo. Las mejores conversaciones que has tenido en la vida probablemente no fueron aquellas donde tu discurso fue más brillante, sino esas donde alguien te prestó atención. Sin interrumpirte, sin adelantar su opinión.
Y esta habilidad es oro puro en el mundo de los negocios, en tus relaciones personales y hasta en tus momentos de estrés. ¿Alguna vez has tenido que lidiar con un cliente enfadado o un amigo irritado? Igual has notado que digas lo que digas, por bueno que sea tu tono y sana tu intención, nada mejora la situación. O hasta la empeora.
Pues adivina qué quieren ellos: alguien que los escuche. No necesitan que tú les soluciones la vida. Lo que buscan es descargar su frustración, y si tú tienes la paciencia de escuchar, lograrás calmar a la fiera sin decir mucho.
Vamos, que ser buen oyente no solo te hace un buen conversador, sino un maestro del manejo de relaciones. Así que ya sabes, en la próxima ocasión, ya sea en una cena o lidiando con alguien cabreado, prueba el método Jobs: haz una pregunta simple, y cierra el pico.
Deja que los demás hablen de sus cosas y no interrumpas (detalle importante frecuentemente olvidado). Deja que el otro se explaye, que sienta que su historia es lo más importante del mundo. Verás como, al final, todos pensarán que fuiste el conversador más interesante de la sala. Y aunque no hayas dicho ni la mitad, pensarán que eres una crack.
Recuerda, habla poco pero habla bien. No necesitas ser el que más habla, ni haciéndolo demuestras ser el más listo. Una conversación no se mide al peso. Como casi siempre, más vale calidad, que cantidad.
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Gracias por tu aportación.
Saludos.